jueves, 9 de septiembre de 2010

20 horas de nada.


Mañana de nuevo nos vemos, ahora la suerte está echada.
No sé si podré soportar veinte horas de nada.
El mundo se ha parado y con él mi corazón.
He sacado mis viejos relojes en los oscuros cajones guardados.
He intentado ponerlos en orden pero no lo he logrado.
He salido de casa esta noche sin saber lo que estaba buscando.
Preguntando a todos por tu nombre, pero no te he encontrado.
Así que me duermo esperando que pase la madrugada.
No sé si podré soportar veinte horas de nada.
No hace falta que te diga que me muero
por hacer que el tiempo corra más de prisa y volverte a ver.


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